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¿Por qué la flor de pascua es favorita en Navidad?

Historia sobre cómo la flor de pascua se convirtió en la flor navideña favorita.

 

Mucho antes de que un astuto comerciante la convirtiera en un adorno clásico navideño, los aztecas y mayas celebraban el colorido arbusto por su valor medicinal.

 

La flor de pascua o “poinsettia” está asociada con la Navidad, pero cuando sucedió la primera nochebuena de la historia en el pequeño pueblo de Belén, esa flor crecía a 13 mil kilómetros de distancia, en un cañón rocoso de otro continente, en lo que ahora se conoce como el suroeste de México.

 

“Los aztecas llamaban a la planta cuetlaxochitl (flor brillante) y los mayas se referían a ella como k’alul wits (flor de brasa)”, cuenta Mark Hoddle, del departamento de entomología de la Universidad de California Riverside. Quedó fascinado con la flor de pascua mientras trabajaba en su tesis doctoral en la década de 1990, explorando formas de controlar las moscas blancas, un flagelo común de las plantas navideñas.

 

Hay evidencia de que los pueblos originarios de América Central apreciaron la planta por sus hojas rojas estacionales, dice, pero sobre todo por su valor medicinal. Hoy se conocen como “flor de nochebuena” en México.

 

“Cuando rompes una hoja o rama de una flor de Pascua, gotea una savia blanca lechosa”, dice Hoddle. “Las culturas precolombinas creían que la savia tenía propiedades curativas”. Los aztecas aplicaban la savia a los senos de las madres lactantes para aumentar la producción de leche. También usaban la savia como depilatorio.

 

Incluso hoy en día, dice Hoddle, los descendientes de los antiguos mayas en México hierven las hojas para crear un remedio para las hemorragias obstétricas o ginecológicas. Y si te muerde una serpiente, dicen los lugareños, no hay nada mejor que la raíz hervida de k’alul wits.

 

Conexión Navideña

Los misioneros franciscanos llegaron a México en el siglo XVI y eventualmente comenzaron a montar elaborados pesebres en Navidad. El acebo, la flor preferida de Europa para las festividades, no se encontraba en ninguna parte para los dioramas, pero cuando los misioneros vieron los colores rojo y verde de esta planta local, que se tornaba roja cada diciembre, supieron que tenían el sustituto perfecto.

 

Cuando un diplomático estadounidense llamado Joel Poinsett llegó a México en la década de 1820, durante la temporada navideña esas hojas brillantes eran comunes en las iglesias locales. Siendo un intrépido congresista estadounidense de Charleston, Carolina del Sur, Poinsett hablaba seis idiomas, había cenado con el zar de Rusia, servido al presidente James Madison como agente encubierto para proteger los intereses comerciales estadounidenses en América del Sur y, en algún punto del camino, se convirtió, por un corto tiempo, en un general del ejército chileno.

 

 

Sin embargo, a pesar de todas sus hazañas, a Poinsett se le recuerda principalmente como el botánico aficionado que quedó fascinado con las plantas rojas y verdes de México. Envió algunos a Charleston, donde la gente comenzó a cultivarlos en sus jardines. Su notoriedad creció bajo una variación del nombre de Poinsett.

 

El nacimiento de una estrella

Durante los primeros 100 años después de que llegaran los primeros plantones a Charleston, las frágiles flores de Pascua eran casi imposibles de mantener vivas en una maceta. Se vendían principalmente como flores cortadas.

 

En la elaboración de este artículo, se consultó con Fred Clarke, encargado de lo que probablemente sea la única biblioteca de poinsettia del mundo, en una esquina de Flower Fields en Carlsbad Ranch, al norte de San Diego, California. Cada primavera, los famosos campos de flores de Carlsbad se convierten en una fantasía de flores rojas, amarillas y blancas. Clarke es el horticultor a cargo de asegurarse de que 80 millones de flores crezcan y lleguen al mercado, pero está claro cuál es la planta de su pasión.

 

Dispuestas en una serie escalonada, posee decenas de flores de pascua en macetas ordenadas cronológicamente en orden de su desarrollo histórico. Clarke no tiene una muestra de la iteración de Joel Poinsett, pero su cronología incluye un pariente cercano: la legendaria St. Louis Red. La primera flor de pascua producida en masa, introducida en 1924 por Louis Bordet de Missouri.

 

De tallo largo y frágil, la St. Louis Red seguía siendo una flor vendida cortada o en ramos. Pero un agricultor autodidacta del sur de California llamado Paul Ecke comenzó a jugar con la genética de la Red, criando variedades que explotaban con hojas de múltiples colores que no les importaba crecer en un invernadero y, lo más importante, podían conservarse en macetas.

 

Siguiendo el ejemplo de los misioneros de antaño, Ecke comenzó a comercializar las flores de Pascua como “La Flor de Navidad“. Convenció a Hollywood para que las usara como decoración en especiales navideños de televisión. El hijo de Ecke personalmente se encargó cada año de que Johnny Carson tuviera una exhibición llamativa detrás de su escritorio en los famosos programas Tonight Show.

 

 

Durante décadas, la familia Ecke cultivó casi todas sus flores de Pascua en lo que ahora es Carlsbad’s Flower Fields. Hoy en día, las flores de Pascua se cultivan principalmente fuera de los Estados Unidos, por lo que la familia Ecke se enfoca en desarrollar y patentar nuevas variedades. Los resultados se exhiben con orgullo en la biblioteca de poinsettia del señor Clarke.

 

Fred Clarke comenzó a trabajar con la familia Ecke hace 42 años, en su colección se encuentran las variedades de flores posteriores como la Flaming Sphere (1950), una versión flácida que nunca se popularizó. La C-1 (1968), que fue la primera flor de pascua que pudo soportar los rigores del transporte. La Limo (1988) que introdujo el rojo intenso de las flores actuales. Freedom Family (1991) que fue la primera con brácteas redondeadas en forma de orejas de elefante en lugar de largas y puntiagudas. Y la Prestige (2002), conocida por su rico color y resistencia, es ahora la flor de Pascua más popular del planeta.

 

Traducido del National Geographic.

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